La entrevista más personal de la periodista y escritora Marta Robles

La entrevista más personal de la periodista y escritora Marta Robles

Cuando descubrió el periodismo ya no pudo apartarse de él, le atrapó de tal manera que se puede decir que disfruta con lo que tanto le apasiona, ser periodista.

 

Comenzó su carrera profesional en la prestigiosa revista “Tiempo” (última ed. 2018), y desde entonces no ha parado de trabajar. Las ganas e ímpetu que ponía en su trabajo, bien le valió para hacerse un gran hueco en este mundo periodístico. Actualmente colabora entre otros, con el diario “La Razón” y “Espejo Público” (A3). Ha recibido varios premios en su carrera periodística como el TP de Oro, dos Antenas de Oro y el Woman de Oro entre otros.

En su faceta de escritora también ha recibido numerosos premios, estos son algunos de ellos, con “Luisa y los espejos” recibió en 2013 el Premio Fernando Lara de Novela, con el libro “A menos de cinco centímetros” fue finalista en el Premio Silverio Cañada de Novela Negra de Gijón (2017) y en 2019 con “La mala suerte” recibió el Premio especial de Aragón Negro y finalista de Cartagena Negra. También recibió el premio Letras del Mediterráneo 2019 otorgado por la Diputación de Castellón.

 

Mis impresiones sobre ella son excelentes. Siempre he admirado su trabajo, la forma en la que transmite las noticias y da a conocer su opinión. Además, he podido comprobar que es una persona cercana, atenta, amable… incluso se leyó mi novela «Vida, amor, sueños y algo más», cosa que le agradeceré siempre. Mercedes R. Cervantes

 

Si quieres conocer más detalles sobre ella, no te pierdas las cosas tan interesantes que cuenta en la entrevista.

 

M.R. En estos tiempos que estamos viviendo con el COVID19 ¿cómo llevas esta situación?                               

Marta Robles. Con resignación y desconcierto, como casi todos los españoles.

M.R. ¿Te ha afectado en algo a tu trabajo?

M.R. Nunca he dejado de trabajar, por suerte. Mi trabajo se desarrolla en muy buena parte en casa y frente al ordenador donde paso muchas horas en soledad, escribiendo mis libros y mis colaboraciones en prensa. Algunos programas de la tele sí se detuvieron durante algún tiempo, pero más bien poco.

M.R. Los sanitarios aquí en España casi no han tenido descanso en esta pandemia… ¿crees que si se hubiesen hecho las cosas de otra manera, nos encontraríamos en otra situación?

M.R. Probablemente, sí. Pero también es cierto que la situación nos pilló a todos desprevenidos. No me hubiera gustado estar en la piel de ningún responsable del Gobierno central o de los autonómicos. Supongo que todos ellos se quedarán para siempre con la sensación de no haber sido capaces de hacer algo más. Yo no recrimino los errores a nadie. “Quien hace lo que puede no está obligado a más”, como dice uno de los personajes de mi última novela. Lo único que censuro son las actuaciones partidistas y el ansia de sacar rédito a una situación tan trágica de algunos dirigentes políticos.

 

 

M.R. Llevas muchos años dedicándote a esta profesión de periodista tanto en televisión como en radio pero ¿dónde te encuentras más cómoda?

M.R. Llevo más de treinta años (desde antes de acabar la carrera) ejerciendo como periodista en prensa escrita, que es donde empecé a ejercer y que no he abandonado jamás, también en radio y televisión. Incluso durante un tiempo dirigí una revista digital.  Me siento cómoda en todos los soportes. En realidad lo que a mí me gusta es mirar la realidad desde primera línea y contarla con rigor. Eso e inventarme historias de ficción.

M.R. ¿Cuándo supiste que querías dedicarte al periodismo?

M.R. Yo soñaba con ser escritora desde niña, de hecho me presenté a diversos certámenes literarios para niños y adolescentes, algunos de los cuales gané. Cuando llegó la hora de elegir carrera, solo por formar mi espíritu, quería estudiar Filosofía, que me apasionaba; pero mi primer novio me convenció de que tenía una gran capacidad para la comunicación y me empujó a matricularme en Ciencias de la Información, rama Periodismo, en la Complutense. En cuanto comencé a estudiar la carrera el veneno del periodismo se me metió en la venas para no salir nunca. Aunque llegue el día en que solo me dedique a la escritura, nunca dejaré de ser periodista y de tener esa voluntad de tratar de cambiar el mundo y hacerlo un poco mejor.

M.R. En todos estos años ¿cuál ha sido la noticia que más te ha impactado?

M.R. La noticia más impactante de toda mi carrera no la he dado yo. Creo que no ha habido nada en la historia reciente que nos haya impactado tanto a todos como el saber que un virus es capaz de confinar a la población del mundo entero.

M.R. En alguna ocasión ¿te ha costado hablar o comentar algún suceso?

M.R. Muchas veces. En general hablar del sufrimiento de los niños siempre se me ha hecho muy cuesta arriba. Algunas imágenes de las que he recogido en los enlaces para ofrecerlas en los informativos aún permanecen en mi retina. Recuerdo algunas de Sarajevo o de Sierra Leona, desgraciadamente imposibles de olvidar.

M.R. Además de periodista también eres una escritora de éxito ¿qué te llevó a escribir tu primer libro? Tal vez, ¿la necesidad de seguir contando historias?

M.R. Como te he dicho antes, yo siempre quise ser escritora, mucho antes que periodista. Llevo escribiendo toda la vida, a diario, desde que tenía once o doce años, incluso antes. Mi primera novela que por suerte no llegué a publicar, la escribí con 16 años. Publiqué mi primer libro en 1991 y desde entonces he publicado 16 títulos, así que mi carrera periodística y literaria se han desarrollado prácticamente a la par. Lo que me llevó a escribir mi primer libro y todos los demás, es mi necesidad de hacerlo. No sé vivir sin escribir. 

M.R. En tu último libro LA CHICA A LA QUE NO SUPISTE AMAR nos narras situaciones muy trágicas. Es una novela impactante y descriptiva hasta el más mínimo detalle. Dura y cruel es a veces la vida de algunas personas descritas en la novela, que como tú bien dices “no es real pero podría serlo”.  ¿Qué te llevó a escribir sobre este tema?

M.R. “La chica a la que no supiste amar” es una historia dura y comprometida, pero también llena de reflexión, de música y de poesía. Hace casi quince años estuve a punto de escribir sobre la trata de mujeres con fines de explotación sexual que aparece en la trama principal de esta novela. Me entrevisté con alguna víctima para conocer más el terreno, pero hubo compañeras que me insistieron en que aún no se conocía la trata lo suficiente como para enmarcarla en la ficción. Así que esperé a que se supiera más sobre el asunto y contribuí con infinidad de entrevistas, artículos y reportajes, además de seguir toda suerte de trabajos de las activistas más destacadas. De pronto me di cuenta que la sociedad ya sabía lo que era la trata, pero que había tantas noticias, reportajes e informes que ya no se conmovía. Entendí que era necesaria una historia de ficción con un personaje con el que el lector y la sociedad en general, pudiera empatizar, recuperar el interés y la solidaridad con las víctimas de trata. Especialmente con las nigerianas, que se encuentran en el último peldaño de este pavoroso mundo.

 

 

M.R. A veces la gente cuando pasan estas cosas suele mirar hacia otro lado, pero en realidad ¿qué nos has querido transmitir en esta obra?

M.R. La gente somos todos. Todos sabemos dónde hay clubes de alterne e intuimos (cuando no sabemos) que en ellos hay muchas mujeres esclavizadas que no ejercen la prostitución por propia voluntad. Yo he pretendido hacer sentir al lector el drama de esas mujeres y que se plantee que son mujeres como cualquiera de nosotras, que sienten, sufren y hasta enferman como nosotras. Y a las que una enfermedad como un cáncer de mama, que para cualquiera sería una pequeña tragedia, aun acompañada y querida, para ellas puede suponer la muerte si las convierte en material inservible para la prostitución. Además he querido dejar claro que los “malos” no tienen cara de malos. Que hay muchos puteros que no sabemos que lo son y que comparten nuestras vidas. Muchas de esas personas son de todo tipo de profesiones que ayudan a los proxenetas a que sus negocios puedan ser rentables, con el ánimo de compartir parte de sus ganancias. De ese dinero que ganan vendiendo carne humana.

M.R. Supongo que ha sido duro en algunos momentos contar esta historia… Te has informado de primera mano con personas que han pasado por ello ¿qué sentías cuándo te transmitían sus vivencias?

M.R. Ha sido duro escuchar las historias de cinco nigerianas, consultar los informes policiales, revisar una tesis sobre el terrorífico viaje que realizan las víctimas de trata nigerianas desde su país al nuestro. Dura entre tres meses y tres años, y es ahí donde sufren toda suerte de atrocidades. Estudiar a fondo los comportamientos de los proxenetas a través de diversos libros… ha sido tan duro como necesario. Es un acto de responsabilidad a la hora de contar una historia como esta, que pretende conmover, pero también concienciar.

M.R. El año pasado recibiste por la Diputación de Castellón el premio Letras del Mediterráneo 2019 en la categoría de Narrativa. ¿Qué sentiste cuando recibiste la noticia?

M.R. Cualquier premio es un regalo. Los literarios aún más. Tengo la suerte de haber recibido muchos premios periodísticos y algunos literarios tan destacados como el Fernando Lara en 2013, que para mí supuso un gran espaldarazo profesional.

La serie que protagoniza el detective Roures y que, de momento, lleva tres títulos “A menos de cinco centímetros”, “La mala suerte” y “La chica a la que no supiste amar” me está dando muchas alegrías en todos los sentidos. Tanto en el de la respuesta del público y de la crítica como en el reconocimiento obtenido a través de premios y menciones. “A menos de cinco centímetros” fue finalista en el Silverio Cañada de la Semana Negra de Gijón; “La mala suerte” fue finalista en Cartagena Negra y premio especial a “La mejor de los nuestros” en Aragón Negro y “La chica a la que no supiste amar”, como has mencionado, Premio Letras del Mediterráneo 2019. No me puedo quejar, la verdad.

Me hizo especial ilusión este último premio porque, aunque la novela invita a un viaje literario intenso, más allá de la trata, hay otras dos subtramas de pastillas adulteradas y de infidelidad. Además de mucha reflexión, música y poesía. El compromiso con esa lacra me parecía especialmente importante.

M.R. ¿Cómo es Marta Robles?

M.R. Una mujer muy normal. Periodista, escritora, madre, esposa, amiga… Como diría Walt Whitman, ‘contengo multitudes’ como tantas mujeres de nuestro tiempo.

M.R. ¿Qué es lo que más te gusta hacer?

M.R. Tengo la suerte de que lo que más me gusta hacer es lo que tiene que ver con mi trabajo: leer y escribir. Confucio decía eso de “busca un trabajo que te guste y no trabajarás ni un día”. Así que yo no trabajo nunca y trabajo todos los días… Eso y la música, el cine y sobre todo, charlar con los amigos, eso es lo que más feliz me hace.

M.R. ¿Qué le pides a la vida?

M.R. Que los míos sufran lo menos posible y sean tan felices como puedan. Que encuentren su camino, que hagan aquello a lo que se entreguen tan bien como sepan y puedan, y sin hacer daño a los demás. Eso… y mucha salud para todos, claro.

M.R. ¿Tienes algún sueño por realizar…?

M.R. Cientos de miles. Millones. Cada día encuentro un día distinto y me enfrento a la página en blanco como si fuera la primera vez. La vida requiere ser vista cada día, como si fuera el primero y el último que se va a vivir.

M.R. Bueno, hasta aquí ha llegado la entrevista. La verdad es que ha sido un verdadero un placer poder entrevistarte, te deseo el mayor de los éxitos en tu trayectoria profesional. Muchas gracias por tu simpatía y amabilidad.

M.R. Gracias a ti por entrevistarme y por leerme. “Leer es vivir dos veces”. Se lo recomiendo a los que aún no se han vuelto devotos a la lectura. Nada como que intenten encontrar ese libro que les abra la puerta al maravilloso mundo de la lectura. Gracias a él, podemos escaparnos de cualquier confinamiento, al que espero que no volvamos.

También puedes verla aquí en la revista, (pág. 40) 

Mercedes R. Cervantes
Directora turevista10.com
Fotos: Carolina Roca

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